domingo, 31 de agosto de 2008

Se devela una gran velada

Esta bueno pasar una tarde al pedo. El cerebro se relaja y empiezan a aparecer las grandes verdades de la vida. Nuestro sistema analítico (SA) también se relaja y en vez de pensar en cómo crecer en el laburo, cómo ser exitoso en la vida o cómo ganar el gran DT se pone a analizar obviedades ignoradas, verdades perdidas u ocultas frente a nuestros ojos.
Ayer pasé toda la tarde relajado en una mesa de un bar al sol con novia y amigos, hablando de todo un poco, permitiendo inconcientemente que el cerebro y el SA se relajen. Arrancamos con charlas sobre cosas como si ya estaba terminado Nalbandian o era que simplemente le gustaban mucho las minas y los asados como a cualquiera de nosotros, seguimos hablando de cómo esta creciendo la construcción en Buenos Aires. Seguido a eso analizamos cómo están cambiando ciertas costumbres de subgrupos sociales que se tienen que amoldar a nuevas zonas urbanas exclusivas, y avanzando terminamos llegando a la conclusión de la poca satisfacción que nos da la ciudad, ofreciéndonos solamente cemento, autos y gente en trance apasionada por hacer sonar las bocinas de esos autos de manera incansable.
Cuando ya entró la noche y se habían tocado innumerables temas (incluido las religiones y si Jesús había muerto de viejo o en la cruz) decidí partir.
- Partimos, la verdad que pasamos una gran velada – dije a mis amigos mientras me paraba.
Mi cerebro y mi SA tan relajados como podían estar pensaron instantáneamente a dúo: ¿Una velada es una vela helada?
- No – respondí rápidamente - Es un espacio de tiempo prolongado haciendo algo y en general agradable.
- Pero entonces, ¿desvelada es un espacio de tiempo reducido y en general desagradable? - Pensó mi SA con lógica infranqueable.
- No - dijo mi cerebro seguro - Es cuando alguien no puede dormir, está desvelado.
- Entiendo – dijo reflexivo el SA e insistió en su lógica - Entonces velado es cuando alguien sí puede dormir.
- ¡Exacto! - respondí yo mirando cómplice a mi cerebro y agregué - Está tan dormido que no se va a despertar más. Lo van a velar, lo entierran y sigue el mundo con una persona menos tocando bocina.
Miré fijo a mi cerebro y a mi sistema analítico y les dije solemne cuál Kant antes de pronunciar sus máximas:
- El más despierto esta desvelado, el más dormido esta siendo velado, y ninguno de los dos esta teniendo una gran velada.
- Es así y tiene mucha lógica - respondió el encargado de epistemología frutera de mi inconciente que también estaba relajado y observaba la conversación sin que ninguno de nosotros lo haya notado.
- Soy todo oídos – dije desafiante.
- ¡Nosotros también! – dijeron a dúo entusiasmados el cerebro y el SA.
- Como se imaginarán todo viene de la vela.
- … - Mirada desafiante del grupo.
- Una velada es un tiempo prolongado. Cualquier momento prolongado termina en la noche, la palabra como todas las palabras provienen de la antigüedad. Ergo: en algún momento del encuentro nuestros antepasados encendían velas para seguir su entretenida conversación, lo cual automáticamente se convertía en una velada.
- Sigo escuchando – mi cara de desafiante pasó a cara de interés.
- Cuando alguien no podía dormir a pesar de que esa era su intensión se encontraba despierto a oscuras, ya que el amigo había apagado sus velas con toda la intención de cerrar los ojos y pasar al planeta de los sueños sin escalas. Al no lograrlo se encontraba a si mismo despierto a desgano en plena oscuridad, es decir que no había velas encendidas alrededor, es decir: el amigo estaba desvelado.
- Mira vos che –Empecé a asombrarme del conocimiento de mi encargado de epistemología frutera de mi inconciente.
- Me falta explicarte el velado – dijo un poco soberbio.
- Seee – contesté medio fastidioso del catedrático devenido en protagonista espontáneo.
- En la antig…
- guedad, si, ya se, en la antigüedad – interrumpí cansado de su solemnidad.
- Cuando alguien se moría- prosiguió imperturbable - los seres queridos se despedían del finado dejándolo reposar unos días en la cama o en la iglesia rodeado de una cantidad importante de velas. El occiso estaba iluminado todo el tiempo durante esas horas en un ritual tenebroso de despedida a media luz.
- ¿Y devela? ¿Qué es que se devela algo? – Quería vencerlo a toda costa.
- Que se hecha luz sobre algo que estaba oculto o escondido. En la antigüedad la luz se daba con…
- ¡La vela! – dijo el SA mirándonos orgulloso a los demás.
Parado mientras saludaba a la gente en el bar y arrancaba para casa se dió exactamente esa charla interna, la última gran discusión del día. Transcurrió toda en mi cabeza con las bases y fundamentos que en ella habitaban en distintos cubículos, cada uno seguro de si mismo más allá de mi dudoso liderazgo.
- La verdad que se termina una gran velada – pensé satisfecho.
Y muy bajito, para que no me escucharan ni mi cerebro, ni mi SA, ni mi epistemólogo interno, me pregunte:
- Una gran velada, ¿no será una vela muy grande en forma de hada?

jueves, 28 de agosto de 2008

Gorda desilusión globalizada

En esto del capitalismo y de seducir a los occidentales los chinos son muy nuevos, y vamos a ser honestos, bastante boludones. Para hacer las cosas bien y no tener líos hicieron algo piola. Contrataron a Steven Spielberg para que los asesorara en la parafernalia que implicaría la presentación de los Juegos Olímpicos. Si había logrado que los extraterrestres no destruyeran el planeta unas cuantas veces, como no iba a lograr que todo saliera bien y evitar que un fuego artificial mal calibrado le queme la cabeza a un chino con cara de galleta.
Pasó que un día de esos, meses previos a que empiece el show, estaba Steven dándose una dosis de heroína, traída directamente del invadido y devastado Afganistán, y con los ojitos en blanco entrecerrados dijo: “No da que este asesorando a un país que no libera a los monjes esos de Nepal, ¿o el tibet? Wathever!, Fuck los chinos, yo me vuelvo a casa porque extraño el Big Mac extra size”, y ahí nomás quedo semi desmayado, tirado en la cama, con la aguja todavía clavada en el brazo y una sonrisa de transe hipnótico en la boca. Unos meses antes de la gran exposición los chinos quedaban en bolas, con todo a su cargo y una ignorancia total de lo que íbamos a querer y desear los exigentes occidentales.
Resultó que siguieron adelante lo mas bien, dándose cuenta que todo iba viento en popa y que encima se estaban ahorrando una torta de plata sin los honorarios que debían pagar al gringo barbudo.
Parece ser que todo estaba listo y todos estaban orgullosos: el DIA de la inauguración había llegado y hasta el último detalle había sido cuidadosamente planeado. Occidente iba a deslumbrarse con la magia, misterio, despliegue y tecnología chinas.
El día ese en el backstage un viejo del COI con cara (y costumbres) de proxeneta le preguntó a un organizador chino:
- ¿Quien es esa gordita pedorra?
- Es nuestra cantante oficial – responde el chino orgulloso
- ¿Vos sos loco o zonzo? Si debe pesar más de100 kilos y no supera los 9 años. La ternura infantil va bien pero la gordura bajo ningún concepto. A nosotros los de ojos redondos nos gusta ver minas lindas ¿Pone ya una cantante linda?
Lo que pasó ya es sabido, a la gordita le dieron varios vouchers para el patio de comidas y mientras comía la tercera brochette de perro pekinés se dio cuenta que la habían cagado, pero la verdad que la estaba pasando bien y todavía le quedaba un voucher para comer de postre serpiente con salsa de rata así que se quedo muzarella en lo suyo.
Occidente se horrorizó. Se horrorizó de cómo pueden ser tan boludos los chinos de haber aceptado en el casting a una gorda fea y no la limpiaron de entrada para evitar los traumas de esa chica y evitar también el horror y enojo que habían provocado en las doñas rosa de todo el mundo. Occidente ya había aprendido hacia casi 20 años de la mano de Milli Vanilli que la imagen es todo y la sed no es nada, pero que las cosas había que hacerlas bien de entrada, porque el feo talentoso es garca y resentido, y un día se te revela y hace quedar mal al lindo boludo manipulado sin talento. Vale aclarar que nunca queda mal el sistema, sino los protagonistas.
Las películas de efectos especiales sin argumento ni mensaje (o mensaje tétrico) son los éxitos más grandes de taquilla en todo occidente. "Hagamos eso" dijeron los chinos, pero lo del mensaje no lo negociamos, y si es con estética cuidada mejor. Pero doña rosa mundial lo hizo de nuevo: Todo lo bien que hablo de la presentación lo desmintió luego de enterarse que mucho de lo que había visto era preparado para la TV y no que pasaba realmente, como explicarle a la gorda ignorante amasadora de noquis que SU MUNDO ES LA TELE y no el mundo real, ese no existe. Y eso los chinos lo tenían clarito, les había enseñado bien la lección Don Spielberg.
Al fin y al cabo los chinos se hincharon las bolas, les dieron a los malditos occidentales capitalistas un buen show con todos los estímulos que esperaban y no pararon de ligar críticas. Por suerte los juegos ya se terminan y se van todos a la mierda y empezaran a romperle los huevos a Sudáfrica que parece que no llega al 2010 con todo listo, y encima los de la FIFA se acaban de enterar que en ese país ¡son todos negros!, lo que pasa es que se confundieron porque cuando votaron a ese país estaban mirando el mundial de rugby y dijeron a coro gay: “que lindo wacho rubio y fortachón es ese jugador de Sudáfrica”, y ahí le dieron la sede.
Pero esto del desconocimiento en la época de globalización es una luz al final del camino.
En la platea de la final de fútbol masculino se dio este dialogo entre dos chinos:
- ¿El equipo que son de la cintura para abajo robots no llego a la final? – pregunto uno mientras agitaba una bandera de un país que no era ni Nigeria ni Argentina.
- No bruto – dijo el amigo molesto – eso es una publicidad, no existen de verdad, pero lo que a mi me llama la atención es que ya van varios minutos y todavía no vi ninguna bicicleta, ninguna chilena, y Messi encaro varias veces y los rivales no se chocaron entre si mientras el los saltaba por arriba, de hecho no salta nada. La verdad que no se como llegaron estos dos países a la final, son un desastre.
El mundo e así.
Como diría el profeta Basile: “No coments”.