jueves, 29 de octubre de 2009

Parece hecho a propósito

Suelo decir en broma que Santa Cruz (en plena Patagonia) es el lugar donde se fabrica el viento, y que desde ahí se exporta a todo el mundo. Tuve la suerte de estar en varias ocasiones por esos pagos sureños y es impresionante lo que sopla la naturaleza, hay días que no podes estar parado por lo que tira el viento. Es sin dudas el lugar ideal para generar energía eólica. Energía no contaminante. Pero no. Nuestros gobernantes, siempre tan "lúcidos" deciden que es el lugar para construir una Usina de quema de carbón para generar electricidad. Eligen la forma más contaminante y que peor afecta el calentamiento global. Esto a muy poca distancia de los castigados glaciares. Sinceramente, parece que su imbecilidad hace que hagan las cosas a próposito de la peor manera...Indignante.

martes, 22 de septiembre de 2009

Una mujer hecha y derecha

En mi vida anterior fui mujer. Estoy seguro. O quizás en dos vidas anteriores fui mujer. Lo descubrí hoy apenas me levanté. Puse el nuevo disco de Bebe y mientras me duchaba y cantaba las canciones por enésima vez me di cuenta que la comprendo. Comprendo sus letras. Comprendo sus alegrías, y principalmente sus dolores. Pero no desde una mirada complaciente, condescendiente, sino desde la perspectiva de una mujer que pasó por esas situaciones. Me cuesta explicar esto sin que un amigo me diga: Maraca, reprimido u otra calificación más que aplicable a este comentario. De hecho no se si explicarle a mi novia lo que pienso sin que ella me diga: “si fuiste mujer entenderías que tus pedos en la cama no son graciosos y dejarías de hacerlo”. Pero hoy en la ducha me di cuenta que comparto con Bebe cada una de sus letras. Como una mujer hecha y derecha.

Los temas que me develaron mi pasado karmico: http://labebebellota.com/

jueves, 17 de septiembre de 2009

La injusticia del otro Yo

Anoche tuve un descubrimiento muy importante. Cené liviano como me recomendó el médico para pasar la noche sin ningún incidente de reflujo o acidez. Leí durante un período más que justo el libro “El origen del nombre de los países”, y sin llegar a la instancia de cabecear con el libro en la mano, lo cerré y me relajé para entrar en esa petit muerte que es el intervalo entre el día de hoy y el que sigue.

A eso de las 4AM una sensación profunda en la vejiga me indicó que era exagerada la cantidad de agua tomada en la cena. Es que durante el día había tomado muy poca y quise recuperar, antes de ir a dormir, para llegar a la cantidad indicada por mi nutricionista (“mínimo tres litros”). Muy dormido, con el antebrazo y la cabeza apoyados en la pared, oriné no menos de dos litros en un estado de zombi total.

Al tiempito de volver a la cama, el mundo real y el mundo de los sueños se empezaron a fundir hasta que el segundo se adueñó de mi cerebro.

En el sueño iba a ver un recital de Martin Buscaglia, o tal vez era un talk show de Andy Kustnesoff, simplemente ocurría eso que es tan normal en los sueños, una persona es alguien y al instante es otra con toda la naturalidad que este mundo permite. El show transcurría en una casa (o hostel), un lugar conocido. Conocido para el Yo soñador, aunque el Yo despierto no tenga idea de dónde o qué sea. En esta casa me recibía una chica que daba la sensación de ser la organizadora del evento. Ella me trató muy amablemente hasta darse cuenta que yo tenía una guitarra en la mano. Con dulzura, pero firme, me dijo:

– No podés entrar con la guitarra.
– ¿Me la podés guardar en algún lado y la retiro cuando me voy? –pregunté con buena onda.
–Siempre lo mismo, la otra vez que viniste trajiste una maceta –respondió fastidiada.

Automáticamente, el Yo soñador se dio cuenta que era verdad, que en el show anterior, en esa casa (o hostel), evento ocurrido en otro sueño, había asistido con una maceta en la mano, y la anfitriona, con muy buena predisposición, la había guardado. El Yo soñador notaba que entre despistado y abusador, muchos sueños después, volvía a hacer lo mismo. Pidió disculpas y prometió que sería la última vez.

De repente abrí los ojos y estaba alucinado. Desperté a mi novia y empecé a explicar lo sucedido.
– ¡Tengo dos memorias, una para cuando estoy despierto y otra para cuando duermo!
– ¿Qué? Son las 5 de la mañana, yo en una hora me levanto para ir a trabajar y vos seguís de largo hasta las 9, se considerado y dejame dormir.

Su reclamo era justo y seguí reflexionando sobre el tema en silencio. Era evidente. Mi cabeza tiene dos memorias en paralelo, y está claro que la memoria del Yo soñador está acumulando mucha información y por eso el Yo despierto (quien escribe estas palabras) tiene tan mala memoria. Está desproporcionada la asignación de recursos de mi cabeza entre estos dos mundos. Es un gran hallazgo, pero de alguna manera debo resolverlo.

Hoy, más tranquilo, puedo decir que mi descubrimiento me indignó. Porque en definitiva el Yo despierto, no tiene por qué aceptar esta lucha de recursos solapada, nunca blanqueada. En qué momento se negoció quién se quedaba con qué, bajo qué condiciones se determinó que el Yo soñador podía delirar, ser un héroe de guerra, tener sexo con la mejor mujer, volar, dialogar con las personas queridas fallecidas, y guardar esas memorias, y regocijarse cada noche sin compartir. Yo, el “despierto”, el “real” tengo un pedacito de esos archivos para utilizar y, guardar memorias que se limitan a broncas, deseos no satisfechos, frustraciones obstinadas, ideas no implementadas y, con suerte, algún segundo puesto en un torneo de fútbol de muy poca monta.

En cinco minutos me voy a acostar dispuesto a pelear por un lugar donde guardar cosas lindas. Quiero espacio para retener instantáneas plenas, alguna risa que encuentre por ahí, el sabor del próximo beso. A dormir, pero despierto. A pelear. Nos vemos.

martes, 25 de agosto de 2009

Si en Troya hubiese (o hubiere) habido dentista zafábamos de Brad Pitt

Inicio: Hace un año no sé si por un impulso, por una necesidad, por una necedad, por aburrimiento o por qué inicie un blog. Estaba (y sigo) trabajando en una novela, pero surgían ideas, reflexiones, cuentitos, y otras cosas que escribía, o simplemente las pensaba y no tenían un espacio, un lugar.

Confesión Honesta: Paralelamente, tenía la intención de escribir cada vez más (con la esperanza de alguna vez escribir cada vez mejor) y me propuse alimentar al blog por lo menos una vez por mes. Confieso que no siempre lo cumplí, y también confieso que para tratar de cumplir mi objetivo reciclé alguna reflexión o escrito viejo al que le di una lavada de cara y lo subí.

Párrafo Masturbatorio: Hoy, a un año, estoy aquí repasando los post y encuentro cosas que me encantan y otras que pasan como una comida de mediodía laboral, es decir, algo que satisface una necesidad, pero no me deslumbra ni se me tatúa en la retina (o en el paladar siguiendo el ejemplo). Entre mis favoritos está el primer post de todos: “Gorda desilusión globalizada” que es una mirada un poco freak de lo que fue la inauguración (fiasco incluido) de las Olimpiadas de Pekín. También me gusta mucho “Vampiros energéticos” que es una calentura que me agarré post conversación con alguien que solía chuparme la energía y lo vomité tal cuál está escrito. Más tarde lo publiqué en el Foro “Prosófagos” y quedó seleccionado y forma parte de la revista de relatos cortos que realizó el Foro. Por último, me gusta mucho “Una luz en el camino” que lo escribí desde la India y fue toda una revelación para mí poder entender ese tránsito tan lógico. Elijo estos tres hoy. Mañana no lo sé.

Reflexión Políticamente Correcta (se puede pasar de largo): Igualmente, pensando en esto de los blogs, siento que no es algo para tomarlo a la ligera. A pesar que todavía son pocas las visitas y los comentarios, no dejan de ser nuestras palabras expuestas frente a otros, y eso le da cierta importancia. El hecho que sea gratis, express y por internet no implica que no se lo valore, o no se lo mime, o no se lo critique.

Conclusión: Hay un refrán malísimo que dice “A caballo regalado no se le miran los dientes”, está enfocado a que uno no se queje o critique lo que le han regalado. Pregúntenle a los ciudadanos de Troya qué opinan de este popular refrán...!Te muelen a golpes! Todos sabemos lo que les pasó por no mirar los dientes del caballo que le dejaron en la puerta de la ciudad (¡Brad Pitt incluido!). Con lo cuál, mi opinión es que a pesar que este blog sea un regalo de la tecnología y que sea algo que “no me cuesta nada”, no deja de ser un caballo, cada vez más grande y más jodido, al cuál le voy a mirar minuciosamente los dientes cual dentista obsesivo y lo alimentaré para que crezca sano y fuerte como los perros de las publicidades de Dog Chow.

Remate: Feliz Cumpleaños Payasos Blancos (versión blogspot)!!

viernes, 31 de julio de 2009

Pequeño gran cambio permanente

Se cree comúnmente que despedir a alguien es comunicarle que deja de trabajar en ese lugar. Siempre se analiza desde el punto de vista laboral o económico. Pero creo que es mucho más que eso.

Esto se escribe desde el echante y no desde el echado. Porque la circunstancia, el karma, el destino o sólo la suerte lo puso de ese lado. Y esto se escribe porque en este momento de crisis brutalmente globalizada, toca pasar por esa experiencia que se podría describir, de la manera más académica y respetable posible, como “de mierda”.

Al pensar en despedir a una persona lo primero que viene a la cabeza es en lo feo de dejar a alguien sin trabajo, espera (por menos simpático que le resultara el personaje) que consiga trabajo pronto, y desea que no pase por penurias económicas el futuro ex-trabajador. Sin embargo, no solemos pensar un aspecto tan o más importante que implica despedir a alguien, y es el cambió violento de rutina que le vamos a aplicar a esa persona. Pequeños grandes cambios permanentes.

Nosotros, un humano 70% agua y tan imperfecto como el otro, vamos a tener el poder de determinar que una persona deje de almorzar con las mismas personas que lo venía haciendo cada mediodía durante los últimos dos años. Vamos a tener el coraje de hacer que deje de poner el despertador una hora y media antes del horario de entrada, cosa que hacía religiosamente para poder tener tiempo para ducharse, desayunar algo, y encarar ese día con la mejor intención posible. Vamos a tener la omnipotencia de establecer que ese personaje simpático que cada día, abstraído por su I-pod, tomaba el bondi a las 8 de la mañana en la esquina de Córdoba y Uruguay meneando la cabeza, no pertenezca más al crisol que componía el grupo de la parada del 140. Vamos a tener la soberbia de dictaminar que no vaya más a su clase de bajo a dos cuadras del trabajo, porque yo no le quedará tan a mano ir ahí y porque probablemente no tenga la plata para pagarlo. Vamos a tener la caradurez de pedirle que nos deje el celular, un back up de sus cosas, y que ponga al tanto a su compañero (más afortunado sin dudas) de sus temas así “no hacemos lío con los clientes”, y él lo hará y mandará un mail de despedida, dará sus datos personales para que lo contacten y pasará automáticamente a ser un cadáver en ese mundo que supo habitar por más de 24 meses.

Acá no quiero que haya juicio de valor. No importa si la persona se mando mil cagadas y merece ser echada, o si la crisis lo justifica, o si se lo echa injustamente, se habla del cambio que implica para una persona ser despedido, un cambio muy grande en un montón de cosas, y es un cambio ni elegido, ni previsto. Podría ser comparado a un accidente, es algo inesperado que te cambia todas las variables.

De eso se trata, de saber que cuando la persona que llamaste por el interno a tu oficina sale de ella media hora mas tarde no va a ser la misma. Su rutina, y por qué no su vida, cambió.

domingo, 10 de mayo de 2009

La madurez del libro

Un libro tiene que estar maduro para ser leído. Pero tiene que madurar en la biblioteca propia. Se tiene que generar la madurez entre el lector y su libro. Hay veces que uno compra un libro maduro y lo lee en seguida, lo comienza ese mismo día y lo sigue hasta terminarlo. Pero hay veces que el libro, o mejor dicho, la relación entre el libro y el lector esta verde, le falta madurar y es ahí cuando no hay que forzar esa relación. Pero debe madurar en nuestra biblioteca, cada tanto lo tenemos que observar, leer la contratapa o el prólogo, o las primeras páginas para que siga madurando hasta estar listo. Hace muchos años me prestaron “A sangre fría” de Truman Capote. Leí diez páginas y lo dejé. No era que no me interesara, ni que me haya aburrido, ni mucho menos que me pareciera malo. Simplemente no era el momento. Tres años más tarde, que fue lo que tardó en madurar en mi biblioteca, estaba a punto para ser devorado. Y así fue. Está en mi Top Ten de libros más queridos y memorables. Porque fue deglutido en el punto justo de nuestra relación. Ya desde hace un par de años tengo madurando en mi biblioteca “La conjura de los necios” de Jhon Kennedy Toole. Es un libro que me lo recomendaron y me lo prestaron reiteradas veces antes que lo compre. Las tres primeras páginas las he leído seis o siete veces, todavía no es el momento. Lo estoy esperando como mi vino estrella de mi colección privada, como mi durazno que se va haciendo más jugoso cada día que pasa. Siento que ese momento está por llegar, quizás el próximo viaje, el próximo verano, o el domingo que viene, pero siento que está llegando. No creo que un libro se pase, pero eso todavía no lo se. Creo que un buen libro nos conecta con tantas cosas dentro nuestro, con tantos otros yo, que una vez que estamos listos para ese libro y ese libro está a punto para nosotros ya nunca deja de estarlo. Acabo de comprar en la Feria del Libro “La vida nueva” de Orhan Pamuk. Es el premio Nobel turco, y no leí nada de él. Mis raíces turcas, hicieron que lo compre automáticamente. Leí hoy la primera hoja y al instante supe que le falta. Que nos falta estar juntos un tiempo para ser leído. Ya maduraremos.

jueves, 26 de marzo de 2009

¿El mal de los argentinos?

Muchas veces uno piensa por qué nos va como nos va como sociedad, ¿cómo nos va?, mal, muy mal, no seamos necios. Hace poco me comentaron de un documental (al menos su intención era dar esa sensación) donde se contaba que luego de un acuerdo Argentina y Japón cambiaban sus países, entonces todos los habitante de Argentina se iban a vivir a Japón y todos los habitantes de Japón se venían a vivir acá. ¿Cuál era el panorama? Pintaba así, nosotros nos íbamos a una de las mayores potencias mundiales, con marcas posicionadas como lideres en todo el mundo, unos de los mayores PBI, un poder adquisitivo obsceno y un territorio reducido, pero con una planificación urbana que hacía que la convivencia en las ciudades sea viable. ¿Con qué se encontraban ellos? Con un país con una deuda externa escandalosa, un Estado ausente, cero planificación (en todos los ámbitos), una distribución del trabajo vergonzosa, un riesgo país inclasificable, ciudades emparchadas, pero también un país con una riqueza de recursos al menos notoria, y espacio, mucho espacio, casi utópico para los japoneses. ¿Hace falta que diga lo que fue sucediendo con el pasar de los años?, ¿Alguien no se imagina lo que pasó con cada uno de los países? De su evolución (e involución, porque negarlo).
Entonces pienso, ¿qué es lo que nos identifica?, ¿Qué es lo que tenemos en la sangre que nos hace fracasar, chocar contra paredes, vivir en la queja constante y la insatisfacción?, y pienso en la corrupción, la falta de planes sociales, de educación, de salud, la falta de iniciativa, las pocas ganas de capacitación, el egoísmo compulsivo, el egocentrismo necio, la hipocresía...
Hoy esperando 15 minutos en una barrera baja pensaba en esto, y decía, bien hecha la programación de la barrera yo podría estar detenido 3 minutos, ya que el tren tarda apenas segundos en pasar, y ahí me di cuenta que a Metrovías (o como se llame) le importo tres carajos yo y todos los que estábamos parados, no es que sean malos en lo suyo, o desorganizados o que no tengan tiempo de arreglar el tema sino es que le importa un huevo y eso se traduce de una manera: Falta de respeto.
Señores y señoritas, mi opinión es que todo, absolutamente todo, pasa por la falta de respeto. Es una cadena de falta de respeto por el otro, por la ciudad, por el país, por el medio ambiente, por los de afuera, por el distinto, es la falta de respeto a todo lo que desencadena la tragedia argentina. Piénsenlo es tan simple como eso y los ejemplos son infinitos. Ej: Político, si yo no robo, roba el que viene atrás mío, y que demuestra esto, que la falta de respeto a los otros deriva en la falta de respeto con uno mismo y eso es frustrante, da enojo, nos saca energía y nos hace ser más mierda de lo que naturalmente debería ser un ser humana normal.
Sólo eso, quizás un pensamiento chiquito pero creo que con una gran clave...

miércoles, 18 de febrero de 2009

El verbo perdido

Ayer vovlí al fútbol tras casi 2 meses de inactividad. Producto de las fiestas, las vacaciones, la paja generalizada y “la calor que mata” (como decía mi abuela) se fue postergando el retorno a las canchas. La realidad (siempre dura y triste) me enfrentó a mis limitaciones físicas frente a la falta de continuidad, expresada en forma de un terrible dolor en el gemelo derecho, en “los buldogs” como decía el profeta Maradona. El gemelo derecho me duele cuando camino, me mata cuando subo una escalera, tira cuando me saco la media, asi at nauseum. Paralelamente, estoy sufriendo la incompetencia de los aires acondicionados, o la triste realidad de la demanda insatisfecha tan típica de nuestra sociedad cruel. ¿Que quiere decir esto en criollo? Que el puto aire acondicionado no me anda en verano cuando todo el invierno el muy turro estuvo ahí bien al pedo esperando su momento. Con lo cual estoy sufriendo el interminable ciclo karmico veraniego del “me cago de calor”, “me cago de frío”, “me cago de calor”, “me cago de frío”, esto último cuando paso a otro lado ya sea auto, otro despacho, mi casa, etc. Cuando uno se expone a este vil ciclo, en vez de obtener el nirvana de la temperatura ideal en forma constante lo único que logra es un maldito resfrío veraniego, y para mi estar resfriado en verano es tan humillante como estar insolado bajo una tormenta de nieve.
La cuestión es que hoy mis dos pesares del día 17 de febrero de 2009 se juntaron y tuve una revelación. ¡Alabado sea el señor! Mientras manejaba se me empezaron a caer los mocos en estado líquido producto de lo expresado anteriormente. Deje una mano en el volante y con la otra busque en la guantera mis tan preciadas carilinas que, tan putas como el aire acondicionado, cuando las necesitas no están. Asique recurrí al método milenario y tan práctico del garzo por la ventanilla. Junte con todas mis fuerzas todo el caudal de moco semi líquido en mi garganta, baje la ventanilla y escupí terrible masa deforme que fue a para al medio de la respetable Avenida Libertador frente a la mirada horrorizada de una señora que venía por la mano de enfrente y no sabía que todo eso podía salir de una persona de este planeta. Luego de la acción me di cuenta que se me empezaba a acalambrar el gemelo derecho y puteando dije:
- Se me acalambra hasta cuando, hasta cuando...
Y ahí me dí cuenta, ahí tuve la revelación de que la noble tarea de juntar todos los mocos en el buche, acompañado esto de un ruido de ogro en celo, es una acción que no tiene nombre, no hay un verbo que identifique esto...¡Es un horror! ¡Es una falta de agradecimiento a una situación tan liberadora y popular!
Lanzar toda la flema por la boca se llama: Escupir.
Dirigir la misma adonde se quiere se llama: Apuntar.
Tomar aire luego de esto se llama: Inhalar.
Pero juntar toda la porquería logrando el asco de los que nos rodean no tiene nombre!!!!
¡¡¡Es el verbo prohibido o el verbo perdido!!!
Una revelación más en una mañana camino al trabajo sin nada de ganas de trabajar...

martes, 20 de enero de 2009

Una luz en el camino

Como muchos sabrán (tal vez no tantos) India esta separada socialmente por un sistema de castas. Cada casta tiene una jerarquía sobre la otra y la de menor rango acepta dócilmente el trato y maltrato de la superior, siendo la mas baja la de los intocables los cuales aceptan estar relegados a lo más miserable de la existencia hindú. Sobre esto no voy a escribir, si a alguien le interesa me imagino que encontrará mucha información al respecto por todos lados. Pero de lo que si voy a escribir es de un descubrimiento, de una iluminación, de una revelación que tuve hoy estando en India. Yendo hacia un pueblo cercano arriba de un auto que tocaba la bocina como loco, logré ver lo que no veía todos estos días y que me hizo entender como es que este caos del tránsito logra funcionar. Milagrosamente (eso creía) en estas tres semanas que pasé en India solo viví incidentes menores cuando esperaba el colapso total desde el primer momento en que salí a la calle y ví (y viví) lo que es el tránsito acá. Eso que hoy descubrí, que se me reveló divinamente, es que también hay un sistema de castas para el tráfico.
A partir de la revelación durante dos horas de viaje pude corroborar mi teoría. Simplemente quiero enumerar las castas por orden de prioridades que hacen que todo funcione. Aclaro algo para que se entienda mejor de qué hablo: En India, todos se tiran arriba de los otros mientras manejan, todos tocan la bocina al mismo tiempo todo el tiempo, es mas común ir por el carril contrario que por el propio, todo el tiempo estás a punto de gritar "¡cuidado!" porque ves venir el choque (cosa que no sucede) y todo el tiempo aparecen nuevos jugadores en este tablero de ajedrez dentro de la montaña rusa que es el tráfico en India. Y la aclaración más importante es que en la mayoría de las ciudades no hay veredas, con lo cual todo el transporte y traslado de cosas es por la calle.
Aclarado esto paso a dar el orden de prioridades de paso en la calle, algo que es vital para que la tasa de natalidad del país crezca y para que no se extingan los 1027 millones de habitantes de este hermoso país en una semana víctimas de los choques. Aquí va el orden:
1) Vaca. Su carácter de animal sagrado en un país hiperreligioso le da inmunidad total y la máxima jerarquía en el escalafón de poder en las calles indias. Puede estar atorada una ciudad entera, pero de la siesta en el medio de la calle a la vaca no la priva ni Shiva.
2) Camión. Por una cuestión netamente de peso el camionero clava la palma de la mano en la bocina y el que no se corre es boleta. Excepto la vaca que no se va a inmutar porque es todopoderosa en la calle y sabe que es impune de cualquier atasco.
3) Ómnibus. El bondi es groso pero es menos groso que el camión, y además, aunque no parezca, esta lleno de gente y de alguna manera se es responsable de las sardinas que vamos arriba.
4) Automóvil. Es el más ágil de los que mandan en la calle y por eso tiene la sana costumbre de ir contramano tocando bocina a fondo mientras que las bicicletas y peatones de la mano de enfrente se tiran de cabeza a las zanjas sin decir ni mu para que pase el cochecito blanco inmaculado que viene a todo motor.
5) Autorickshaw. Para el que no lo conoce este medio de transporte es una simpática motoneta con una cabina atrás para que en ella viajen aterrados turistas de un lado a otro. Tienen como costumbre curiosa nunca dejar de tocar la bocina mas allá de que sean las 5 de la mañana y en la calle no este ni el loro.
6) Moto. La moto en India es el transporte nacional de los clase media. Tienen unas bocinas especialmente agudas que te hacen olvidar lo que estabas pensando y van esquivando todo lo que se les ponga a su paso, pero ante carencia de lugar para pasar saben que deben ceder humildemente el paso a los de mayor jerarquía.
7) Ciclorickshaw. Este simpático medio de transporte es como el rickshaw pero en vez de a motor la tracción es a bicicleta, lo cual hace muy pintoresco todo, el maestro que maneja debe acelerar y desacelerar (vía pedaleada) todo el tiempo con una carga que va de una japonecita al borde del llanto a una familia (incluida la abuela) que vuelve de hacer las compras. Lamentablemente no suele tener bocina y creo que esto debe ser muy humillante para ellos.
8) Bicicleta. La de bicis que ví clavar los frenos en estas semanas fue impresionante, pero tienen claro su lugar, y la banda de motorizados desquiciados por hacer valer su jerarquía que hay sueltos se lo recuerdan a cada instante. ¡Si no te alcanzó para la moto jodete! Pero siempre hay resarcimiento, y es que tienen bocina. Las dos variantes típicas, la de metal circular, y la corneta de plástico, que obviamente no paran de sonar (aunque tímidamente entre las paredes sonoras de los camiones y los agudos de las motos).
9) Perro. Curiosamente el perro es respetado, por eso hay tantos y que saben cruzar tan bien la calle. De hecho hoy ví un cachorro muy relajado sentado en el medio de una calle muy congestionada viendo la vida pasar de una manera muy relajada y meditativa estilo Buda. Y mi miedo ignorante se fue al ver que el minican no corría peligro en lo más mínimo.
10) Peatón. Llegamos a la casta mas baja en este sistema que, aunque un poco déspota, es justo y hace que el transito en India sea un éxito diario. El peatón es esa raza sin bocina, sin ruedas, sin motor, sin carrocería que se atreve a salir al mundo y considerarse con mucha soberbia un medio de transporte. Que se joda y que corra desesperado ante cada bocinazo, ante cada acelerada en su contra, y que de una vez por todas se quede en su casa a ver la tele y a preparar un chai que en cualquier momento llega alguien digno para beberlo. Son la casta mas baja, pero estos no son intocables, son los chocables.

Un tema importante son dos categorías que están fuera de esta clasificación pero que son parte habitual del transito diario. Y están fuera ya que por sus características no pueden ni acelerar, ni correrse, ni maniobrar rápido, pero que sí ocupan mucho lugar de su carril y generan como consecuencia la guerra de las 10 castas por la supervivencia, y estos son:
A) Tractores. Que para no ser menos en general tienen un acoplado atrás lleno de paja u otra materia prima y suelen estar llenos de peatones (victimas del sistema) colgados de donde sea para no caminar más ni tener que seguir haciendo cuerpo a tierra cada dos cuadras.
B) Carretas. Este honorable medio de transporte suele estar tirado por un búfalo o por un camello, y son parias del sistema que muy relajados van por un costado ensañados en llegar a donde sea mas allá del entorno brusco que los rodea pero no los corrompe.

Así fue que esta mañana descubrí que todo funciona a la perfección.

Así es India. Perfecta.

Desde Varanasi, India. Shanti.