jueves, 2 de octubre de 2008

You welcome to de Nada

Ayer me di cuenta de una cosa muy grave. No tenemos una palabra o frase acorde como respuesta al agradecimiento. Se dio la siguiente situación que iluminó mi oscura conciencia: Le había hecho un gran favor a una persona muy querida, y luego de esto esa persona me llamo y me dijo:
- Muchas gracias – diciéndolo desde el corazón.
- De nada – dije automáticamente.
- No, en serio, Gracias, de verdad.
- En serio, de nada.
- Era muy importante y no tenías por qué hacerlo – me dijo profundamente.
- Bueno, gracias por agradecerme.
- No, ¿como me decís gracias? El agradecido soy yo.
- Bueno, de nada.
Y ahí quedamos empantanados en ese circulo vicioso, en ese cuento de la buena pipa, en ese callejón sin salida donde no tuve la capacidad de encontrar una frase o palabra que prestigiara su agradecimiento y mi gesto realizado, nada que estuviera acorde y que sea justo a lo que había ocurrido y a la consecuente reacción de la otra persona. ¿Qué es eso de “de nada”? De nada las bolas, de mucho, pero decir “de mucho” suena feo y se pierde el altruismo de la acción. Otra opción sería: “fue un placer”, pero le da un poco de morbo a la cosa porque el favor que hice fue para sacar de una situación complicada al otro, y la verdad que si era evitable hubiera sido mejor para todos.
Pensé en el término en inglés “you welcome” y ese me gustó, es como que mis acciones para vos son bienvenidas, o que tu agradecimiento es bienvenido, o que la situación de agradecer es bienvenida porque hubo algún gesto lindo entre dos personas, pero no ese seco, parco y casi despreciativo DE NADA.
Y al pensarlo mejor caí en la cuenta que la culpable era la Iglesia. Porque en definitiva el término es un término en español, y tanto lo lingüístico como los modismos del español tienen un anclaje en lo religioso (eso creo en mi cabeza y esa es mi verdad). Piénsenlo, es lógico, sería así: Todo lo católico tiene como eje la culpa y el deber y qué mejor forma de demostrarme que me debés que haciéndome un favor. Y como además seguro que alguna cagada te mandaste y me tenés que compensar haceme otro favor, y si te lo agradezco es por mi grandeza, pero obviamente esto lo tenés que tener claro así que cada vez que yo diga gracias vos vas a decir cual amen post oración: De nada.
Es simple, mi acción bondadosa se reduce a NADA porque esto frente al todopoderoso que me dio todo es justamente NADA, así que no puedo tener el tupé de esperar más reconocimiento que el brindado y con la cabeza gacha seguir haciendo cosas buenas para que alguien me lo agradezca aunque en definitiva no sea NADA. Me marié.
Señores y señoritas: por haber llegado al fin de este delirio pseudofilosófico les quiero decir una última cosa: Muchas gracias…